La flota de la Volvo Ocean Race ha recorrido la mitad de la Etapa 1 y navega a buen ritmo rumbo Sur, mientras se enfrenta al dilema de si continuar en esa dirección o adentrarse ya en el Atlántico Sur, donde les espera el anticiclón de Santa Helena. Algunos equipos como Brunel, se plantean, comienzan ya a racionar la comida.
La flota navega hacia el Sur, a lo largo de la costa brasileña, siendo MAPFRE el equipo más cercano a tierra, que se ha llegado a aproximar a 44 millas náuticas de tierra. «Ahora estamos ya en eso, intentando sacarle lo máximo posible al barco en unas condiciones relativamente estables en las que todos andamos muy, muy parecido y en las que una milla cuesta mucho», explicaba Iker Martínez. «Estamos ahora también intentando descansar un poco y recuperar la condición física lo máximo posible porque sabemos que de aquí a tres o cuatro días la cosa se va a poner complicada, luego vendrá el frío intenso y las condiciones extremas. Tenemos que seguir trabajando y tener un poco de paciencia ahora para estar tranquilos».
La flota se encuentra en estos momentos navegando en el extremo occidental de los Alisios, y el comentario generalizado entre las tripulaciones es que por fin pueden establecer una rutina de trabajo y descanso.
Hasta el día de hoy todos han intentado arañar terreno, por pequeño que fuera, con constantes maniobras, mientras superaban los hitos geográficos y metereológicos de esta etapa 1: el Mediterráneo, la costa africana, las islas de Cabo Verde, los doldrums o calmas ecuatoriales, Fernando de Noronha, y ahora, por fin, mar abierto hasta la próxima escala, Ciudad del Cabo.
Aunque la flota está disfrutando de la rutina de navegar sin maniobrar demasiado, y de un ritmo de guardias estable (en tanto en cuanto no te saquen a gritos de tu litera para un cambio de velas), todos saben que esto podría cambiar.
No es tan fácil como apuntar y disparar. Por delante tienen una alta presión, la de Santa Helena, que se contrae y expande como un chicle. Comenzarán a notar sus efectos en un par de días.
Existe la opción de intentar ir más al Sur y engancharse a un sistema de baja presión (más viento) que se forma frente a Rio de Janeiro. Esto implicaría navegar más millas pero también poder navegar más rápido en la siguiente baja presión hacia el Este.
La otra opción es navegar menos distancia, pero con el riesgo de acabar atrapado en el anticiclón de Santa Helena. No es fácil.
Esto podría provocar, incluso, que todo comenzara de nuevo si los líderes ralentizan su ritmo y la flota se comprime, de lo que aquellos son conscientes.
La pantalla de Simon Fisher, navegante del Abu Dhabi Ocean Racing en el que navega el gallego Roberto «Chuny» Bermúdez, es un laberinto de líneas de colores todas las cuales acaban en Ciudad del Cabo. Más de quince posibilidades. «Y no seguimos ninguna de ellas», ríe el inglés. «El modelo meteorológico no ha acertado demasiado así que simplemente vamos a seguir hacia el Sur tan rápido como podamos para comprar tiempo y ver cómo se desarrolla el anticiclón del Atlántico Sur».
A bordo de Team Brunel, su reportero a bordo Stefan Coopers informa de que el equipo está comenzando a considerar racionar la comida. Llevan existencias para 24 días, y calculan que la etapa acabará durando 26.
Velocidad del viento: 16 nudos
Dirección del viento: 190º
Separación de la flota: 222 millas náuticas