El de Ormuz es el estrecho con mayor tránsito de petroleros del mundo. Un promedio diario de 14 de salida, y 14 de entrada. Además, los vientos en esa zona son difíciles de predecir. Hacia allí se dirige en estos momentos la flota de la Volvo Ocean Race liderada por Brunel, con el cántabro Arrarte, y con MAPFRE en quinta posición.
La flota se dirige a Ras Al Hadd y todos los barcos intentan ganar millas respecto a los que les preceden a toda costa. Saben que quedan pocos días; la actual previsión de llegada de los primeros barcos apunta al sábado día 13.
Conforme el viento aumenta, y la partida se acelera, hay un equipo que siente especialmente la presión: Team Brunel. El equipo holandés, que tiene como timonel y trimmer a Pablo Arrarte, llegó tercero en solitario a Ciudad del Cabo, sin barcos pisándole los talones, al contrario de Abu Dhabi Ocean Racing y Dongfeng, luchando juntos hasta las últimas millas, o Team SCA y MAFPRE. Ahora mismo las cosas para el barco tripulado por Bouwe Bekking van más apretadas: lidera, pero con Dongfeng Race Team y Abu Dhabi Ocean Racing muy cerca de ellos.
Por su parte Amory Ross, reportero a bordo de Team Alvimedica, explica la lucha de su equipo por lograr aumentar la velocidad, y la motivación extra que supone volver a tener barcos cerca, tras adelantar a MAPFRE y ponerse cuartos. «Sinceramente, ésa es la principal motivación ahora mismo. Nos sentimos como si hubiéramos vuelto a estar en la carrera, tenemos algo que perder otra vez, ya hay un propósito, y órdenes precisas», escribe.
MAPFRE, en quinta posición, lucha por atrapar a Team Alvimedica. Y estos últimos saben que los españoles están ahí. «A veces nos parece verlos, pero son alucinaciones», explicaba Amory Ross, reportero a bordo del barco turco-americano, tras varios días de jugar con Martínez y los suyos al gato y al ratón.
El barco español sabe, eso sí, que dar caza a la cabeza de la flota cada vez es más difícil. Ya son más de 300 millas las que los separan.
La cabeza de la flota navega con 18 nudos de viento del Norte cerca de Muskat, y el agua barre de nuevo la cubierta. Tienen que aprovechar esta oportunidad de refrescarse pues pronto amainará y volverá el calor. Y la flota se volverá a comprimir. Lo saben. De momento navegan con el Monzón, pero éste rolará, y pronto lo tendrán de cara. Así, el viento les obligará a dirigirse hacia la costa de Irán, donde se encuentra la zona de exclusión.
Mientras la flota navega junto a la costa de Omán, rumbo Norte, hacia Musandam, las planicies de tierra se transforman en altas montañas. Todos los equipos cuentan con que las condiciones se pondrán más complicadas cuando pasen el Estrecho de Ormuz y se adentren, por fin, en aguas de Emiratos, en el Golfo. No hay que olvidar que dicho estrecho es uno de los más transitados del mundo, por donde pasa casi el 50% del petróleo del mundo, a bordo de petroleros. «Y también hay muchos barcos de guerra», recuerda Mark Covell, oficial de regata de Volvo Ocean Race, que participó a bordo del Team Russia en 2008.
Allí, explica Gonzalo Infante, jefe de meteorología de Volvo Ocean Race, el viento es mucho más difícil de predecir, pues dominan los efectos locales. «Habrá nervios para decidir a dónde ir», explica. Soplará el Shamal, la brisa local, añade, pero una con la que los modelos meteorológicos no todo lo certeros que los navegantes desearían. Es la carta que espera poder jugar Abu Dhabi Ocean Racing, el barco cuya base está en Emiratos, y el que más ha navegado en esta zona. O el único.