Telefónica se ha propuesto arrebatarle el máximo de clientes a la francesa Orange, para ello ha creado una campaña donde cualquiera de sus 35.000 empleados pueden convertirse en «agentes comerciales» ya que por cada línea que le arrebate serán recompensados con 60 €.
Pero eso no es todo ya que si es un distribuidor el que realiza la operación la suma asciende hasta los 200 €. El objetivo es claro: cortar la sangria de clientes.
Al parecer todo comienza con la decisión por parte de Telefónica ( a la que inmediatamente se sumó Vodafone) de dejar de subvencionar los nuevos terminales, pero no Orange. Se da por hecho que que lo que se está ahorrando en dispositivos se está moviendo a incentivar a los empleados para diezmar a Orange.
