El complejo australiano entró en pánico con una pelea que a punto estuvo de costarle la vida a una persona.
Pues menos mal que eran amigos, se le ocurrirá decir a más de uno. Y lo cierto es que no les falta un ápice de razón. Sin embargo, se ve que hay algunos a los que no les sienta muy bien que les corrijan en relación a las reglas de etiqueta -aunque nunca esperaríamos que llegaran a este extremo, también es verdad-. Ocurrió en un campo de Golf australiano hace ahora ocho meses, pero no ha sido hasta hace unas horas cuando la justicia ha dictado sentencia: 20 meses de cárcel por intentar terminar con la vida de su compañero de juego.
Según informa el Herald Sun, Matthew McKay se encontraba bebiendo y viendo un combate de boxeo junto a dos amigos cuando a los tres se les ocurrió la brillante de idea de ir al Broadford Golf Course de las afueras de Melbourne cuando todos ellos ya andaban un poco perjudicados por la ingesta de bebidas alcohólicas. Especialmente mal iba Matthew, según han explicado sus propios amigos al medio de comunicación. Hasta el punto de dañar los greenes, rascar uno con una de las banderas y golpear bolas con los palos de otra.
Tanto la estaba armando nuestro protagonista que sus amigos no tuvieron más remedio que llamarle la atención por sus acciones. Eso sí, no le sentó nada bien. De repente abandonó el complejo a toda prisa y a los pocos minutos volvió a él con un cuchillo en las manos, amenazando a sus colegas. Podría parecer una broma, pero no.
Lanzó una cuchillada y uno consiguió esquivarla, pero no así Simon Mudd, que recibió el impacto en plena arteria de uno de sus muslos. Esto provocó que fuera trasladado en helicóptero al hospital, donde recibió una importante transfusión de sangre y una operación de emergencia. “Había perdido casi tres litros de sangre y estaba a unos minutos de morir”, señaló el juez durante la sentencia. Una acción por la que pasará un tiempo en la sombra. Con amigos así…