Siempre solemos decir esta frase al final de cada temporada… Y lo cierto es que no es baladí. Un golpe, por tonto que parezca, puede suponer la diferencia entre tener la tarjeta de un circuito o no, de clasificarse para unos torneos u otros o, en el caso que nos ocupa, de ser o no número 1 del mundo. Si no que se lo pregunten a Justin Rose, que esta semana ha dado por terminado ese turnismo entre Brooks Koepka y él e la parte más alta de la clasificación mundial después de finalizar tercero en el Hero World Challenge.
El jugador británico tenía dos opciones para volverle a quitar al norteamericano la vitola de mejor jugador del planeta: bien ganar sobre la hierba del Albany GC; bien quedar segundo empatado con otros dos golfistas. Pero lo cierto es que no sucedió ni una cosa ni otra -y no será porque no no se quedó cerca de conseguirlo en ambas vertientes-. Sin embargo, un putt fallado para birdie del propio Rose en el 18 sumado al acierto de Tony Finau en esta misma bandera solo unos minutos después posibilitaron que el inglés se quedará este lunes a poco más de una centésima del vigente campeón del US Open y el PGA Championship.
Vamos, que podemos decir sin miedo a equivocarnos que Rose se quedó a un solo golpe del número 1 mundial. Pero no hay de qué preocuparse, pues todavía podría finalizar el año en lo más alto del ránking de lograr un buen resultado en el Indonesian Open -se calcula que un Top 13-, evento en el que defiende el título logrado hace un año. Esto será la próxima semana, una oportunidad perfecta de estrenar el año en una posición privilegiada.
Pingback: Un duro día en la oficina aleja a Justin Rose de la victoria en Indonesia… y del número 1 mundial OpenGolf.es