De vez en cuando conocemos anécdotas que nos hacen llevarnos las manos a la cabeza por lo incomprensible de su ejecución. Sin embargo, en el mundo profesional ocurren más de lo que podrían llegar a imaginar. Fíjense si no lo que le sucedió hace unas horas a Luis Gagne -que en 2018 saltó a la fama después de empatar como el mejor amateur del US Open que se llevó a casa Brooks Koepka– durante la disputa de la segunda fase de la Escuela del Korn Ferry Tour.
Y es que el jugador costarricense había acudido esta semana a Florida para disputar sobre la hierba del Plantation Preserve GC uno de los cinco torneos clasificatorios que debían llevarle, en el caso de lograr un lugar en el Top 20 -tal y como le sucedió a Samuel del Val– a las finales que se disputarán del 12 al 15 de diciembre en Winter Garden y, dicho sea de paso, la cartulina completa del segundo mejor circuito de los Estados Unidos para el próximo curso. Sin embargo, y a pesar de su buen 70 en la primera ronda, desapareció sin dejar rastro.
¿La razón? Se le olvidó por completo firmar la cartulina. Y ahí las Reglas del Golf son meridianamente claras: si se abandona el área de resultados sin haber acreditado la tarjeta, la penalización que va aparejada es la descalificación del campeonato. Un castigo tremendo después de que el jugador de las barras y las estrellas terminara con un 70 que le había colocado a tan sólo dos golpes de situarse en ese Top 20 que daba derecho a un mínimo de torneos en el Korn Ferry Tour el próximo curso. Una lección que seguro ha aprendido.
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