Dentro del campo de golf habitamos “personajes” que darían para varias decenas de obras teatrales dignas del mejor Lope de Vega. Cada uno con su personalidad muy marcada y que es/somos muy reconocible desde la primera bola que jugamos.
Hoy te traemos los primeros 3 tipos de personalidad y desgranamos qué puede haber detrás de ese comportamiento. El otro día hablamos del “tramposo” compulsivo que por desgracia nos los encontramos en más ocasiones de lo que quisiéramos.
Los etiquetaremos con un “nombre” y lo hacemos sin acritud, así que os invitamos a que nos lo tomemos con humor y que nos dejéis vuestros propios comentarios. ¡Vamos a ello!
1.- “EL CONSEJITOS”
Decían nuestros mayores, dentro de la sabiduría popular, aquello de “consejos vendo, que para mí no tengo”. Y es que hay demasiado profesor dentro de los campos de golf.
Son esas personas que, en ese día que no damos una, se encargan de corregirnos y regalarnos su sabiduría “youtubera” sobre cómo mejorar nuestro día golfístico. Y lo hacen en cada golpe que damos. ¿Os suena?
Pero lo que no se dan cuenta es que nadie les ha pedido consejo y, sobre todo, es que no ven que vuelven loco a la pobre víctima que sufre en silencio por ser educada y por no mandarle a darse un paseo por la Gran Vía.
Estas personas, en ocasiones, tienen un swing horroroso, un hcp. 22 y su juego suele tener más baches que un camino de tierra.
En estas ocasiones hablamos de un autoconcepto elevado de personalidad, que hace que generen una falsa confianza o una visión de las capacidades muy por encima de lo que muestra la realidad. Así que un autoconcepto muy elevado permite a estas personas creer que tienen la maravillosa cualidad de poder arreglarle el mundo al resto. Lo podemos encontrar tanto en el campo de golf como en cualquier barra de bar de nuestra ciudad.
Nuestra necesidad de ayudar y de que nuestro entorno esté en armonía a veces nos hace dar consejos para mejorar una situación cuando nadie nos lo ha pedido. Como siempre decimos: “Esto es aplicable en el golf y en la vida”.
2.- “EL EXCUSITAS”
Un pique en el green, una chuleta no repuesta, los conejos, la racha de aire, los palos, la bola, “me resbalé”, el grip, la mala suerte, el sabor de las nubes o una llamada de teléfono anterior que le ha desconcentrado.
Creo que la lista es infinita y también es muy habitual observarlo en cualquier partida. Y esto es la poca capacidad que tenemos de aceptar la mala gestión de adaptación a las situaciones complejas. De esos problemas emanan la frustración y esas ganas de tirar los palos al primer lago que vemos.
Y es que el golf es una fuente de terapia pasiva increíble y nos da las claves para poder trabajar nuestra personalidad. Otra cosa es que nos comprometamos con el cambio y todo lo que conlleva.
Porque estas personas, las quejicas, las que van poniendo excusas de todo tipo cuando las cosas no van como ellas quieren, seguramente en su día a día tendrán dificultades para gestionar todo lo que se escapa a su control y tendrán poca capacidad de asumir su parte de responsabilidad y aceptar las consecuencias de sus decisiones.
“Comprométete con tu golpe” nos dicen los profesores, pero esto implica asumir cualquier riesgo derivado de tu decisión.
Dejemos de jugar al golf lamentándonos cuando vamos cosiendo el campo con golpes de un lado a otro, porque de nosotros depende que un mal nivel de juego se pueda convertir en un buen día de golf.
Y aquí la clave es el humor. Ver las cosas en perspectiva y elegir si quiero vivir esas cuatro horas paseando por un paraíso verde o por un infierno con hoyos.
¿Cuántas excusas ponemos en nuestra vida para no solucionar las cosas que realmente importan? Las dificultades siempre van a estar, pero tú eliges como jugarlas.
3.- “EL QUE VA ‘A SU BOLA’”
¿Te pasó alguna vez eso de buscar la bola de algún compañero de partida cinco veces en tres hoyos y cuando se te pierde a ti esa persona no hace ni el amago de ir a ayudarte?
Son los que hemos bautizado como los que “van a su bola”. Se olvidan de que juegan con más compañeros y solo les preocupa que su bola se encuentre en perfectas condiciones. Acuden raudos a ver dónde está y si hay algún compañero que tiene que buscar la suya ni está ni se le espera.
Esto va más allá de la bola. Serán los que nunca recolocarán la bandera -aunque sean los primeros en acabar el hoyo- y arreglarán pocos piques ajenos, a no ser que les molesten para su pateo. Desde luego, las chuletas de kilo ni pensar en reponerlas y los bunkers serán rastrillados con la mínima intención de dejárselo lo mejor posible al que viene detrás.
La solidaridad no va con estos jugadores. Lo único que les importa es su resultado y a veces parece que les incomoda la compañía de extraños en la partida.
Solo están cómodos cuando juegan su partida con amistades, porque pueden jugar dos o tres bolas a la vez, pueden hablar en todo momento y no paran de charlar con su amigo ni cuando alguien está haciendo su swing para golpear.
Eso de dar paso… Ni hablar. Estas personas son felices haciendo en el campo de golf lo que les da la gana, porque para eso pagan. Incluso he visto jugar algunas partidas de cinco personas en algunos campos de golf que se lo permitían.
Y, desde luego, no se te ocurra llamarles la atención, por muy educadamente que lo hagas. Te ganarás un enemigo para toda la vida. Recuerda: van a su bola y el resto les resbala.
Estas personas llegan un día que juegan solas porque nadie les soporta, ni siquiera los que tienen las mismas actitudes. Su personalidad es la misma que la de un niño malcriado que aprendió en su vida que podía pasarse la educación y las normas por el arco del triunfo. Tienen derecho a todo. Su partida, sus normas.
En este caso, como golfistas tenemos el derecho y la obligación de reclamar con educación que se cumpla la etiqueta, las normas y el cuidado tanto del campo de juego como de los compañeros de partida.
Seamos solidarios, educados y respetuosos con este magnífico deporte que tanto disfrutamos. Tratemos de hacer siempre un poco más de lo que nos toca. Si así lo hacemos todo será aún mejor de lo que ya lo es.
Hoy quisimos poner tres tipos de jugadores que campean por nuestros clubes. En el siguiente artículo hablaremos de otros tres tipos de personas que son ejemplares y maestros en el comportamiento y con una actitud digna de admirar.
¿Se te ocurre algún tipo de personalidad que quieras que desgranemos en próximos artículos?
David Espinosa es Coach Deportivo y facilitador de procesos en equipos. Además de un apasionado del golf e investigador de todo el backstage que implica este gran juego en la parte mental y emocional.