Apenas restan trece meses para el comienzo de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y muchos golfistas ya se han puesto manos a la obra para intentar clasificarse para una cita histórica. El campo de Marapendi será testigo de un acontecimiento único: 112 años después el golf volverá a la competición por excelencia del deporte mundial.
No todos podrán representar a su país en el evento carioca, es por esto que los torneos de los próximos meses cobran vital importancia para conseguir el billete que le permita estar sobre la hierba brasileña. Es el caso de Graeme McDowell que, si el proceso de clasificación se cerrara hoy, estaría fuera de Río de Janeiro.
¿Quién se lo iba a decir al norirlandés hace año y medio? El jugador británico se había levantado una fría mañana de noviembre de 2013 el número 11 del mundo cuando recibió una importante llamada. En ella, como si del mundo Matrix se tratara, un hombre le daba a elegir entre dos opciones. “¿Irlanda o Inglaterra? Tú eliges”.
El golfista tenía que hacer frente a una de las decisiones más difíciles de su carrera, debía discernir a qué bandera representar en unos Juegos Olímpicos. “Irlanda”, contestó sin dudar.
Lo que no se imaginaba es que, solo un año y medio después, Shane Lowry –colocado en su momento el número 75 del mundo- iba a voltear la clasificación y se colocara por delante en el ranking mundial. Ahora G-Mac está seis posiciones por debajo, el número 52.
Pero esto no es lo más preocupante para Graeme, lo verdaderamente alarmante es que el juego de Lowry va al alza –acabó en el Top 10 del US Open y recientemente obtuvo la tarjeta del PGA Tour como miembro temporal- mientras que el de McDowell prácticamente ha desaparecido. Sus resultados en este 2015 han sido desconcertantes para un golfista de sus cualidades, sin un solo Top 25 en ambos lados del Atlántico.
La pasada semana G-Mac no pudo defender con éxito los puntos obtenidos el año pasado con la victoria en el Open de Francia. Una mala semana en Versalles (acabó en el puesto 104º) lo sacó del Top50 mundial por primera vez en los últimos seis años.
Ahora podría perder algunos privilegios para competir en ciertos eventos del mundo lo que le pondría en un serio aprieto para alcanzar a Lowry. Solo uno puede acompañar a Rory McIlroy en Río y, de momento McDowell parte en clara desventaja. ¿Podrá volver a sus fueros y reencontrarse consigo mismo?