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Sergio Ramos levanta La Decimotercera. Foto: @realmadrid
El Real Madrid no se baja del trono europeo al conquistar su decimotercera Champions League, tercera de forma consecutiva, cuarta en los cinco últimos años, ahí es nada. La entrada al campo de Gareth Bale por Isco en la segunda parte (61′), gran jugador de golf, fue el revulsivo que necesitaba el Real Madrid en ese momento donde todavía reinaba el empate en el marcador.
Pasaron solo dos minutos desde que el galés saltara a la hierva de Kiev para dejar un gol que, que al igual que sucedía con la volea en 2002 de Zidane, pasará a la historia. Una espectacular chilena con que el portero del Liverpool, el desafortunado Karius, nada pudo hacer por detenerla (2-1). Un gol de dibujos animados que decidió la final de Campeones 2018.
A ello hay que añadir los dos graves errores del portero inglés y la lesión de su estrella Mo Salah en la primera parte. El primero de esos errores ocurría a los 5′ de la reanudación del partido cuando el guardameta intentó pasar con la mano el balón a un compañero y la intuición de Benzemá metía el pie para llevarlo hasta la red (1-0) en uno de los goles más absurdos que se recuerdan, para más tarde en el minuto 83, un disparo lejano de Bale con el que al alemán se le doblaban las manos provocando que el tercer gol subiera al marcador del Real Madrid y dejar el definitivo 3-1.
