En apenas nueve meses Estados Unidos celebrará elecciones presidenciales y el demócrata Barack Obama abandonará la Casa Blanca tras cumplir la segunda legislatura al frente del país de las barras y estrellas. Sin embargo, todo apunta a que algunas de las relaciones que se ha labrado con deportistas en todo este tiempo seguirán teniendo un lugar en su corazón –bueno, al menos en sus partidos de golf-.
Es el caso del actual MVP y estrella de la NBA Stephen Curry, al que Obama tuvo el placer de volver a ver tras muchos meses desde un último encuentro que seguro que recuerdan. Fue el pasado mes de agosto en Martha’s Vineyard, una pequeña isla alejada de la costa este de los Estados Unidos.
Allí, presidente y jugador disputaron un partido de golf que se acabó llevando el mandatario. Curry lo achacó a que la seguridad privada de Obama le intimidaba demasiado, además de que el político nacido en Hawái utilizaba mucho “trash talking” –lenguaje basura- cuando el base de los Golden State Warriors intentaba concentrarse.
El caso es que el pasado jueves, tal y como manda la tradición, Obama recibió a su equipo al completo después de conseguir el anillo como campeones de la NBA el pasado curso y allí tuvo unas palabras para Curry, quien llegaba eufórico al encuentro después de haber anotado la noche anterior la friolera de 51 puntos -26 en el primer cuarto- ante los Washington Wizards.
“He estado escuchando y leyendo mucho durante este verano -después de nuestro encuentro en el campo de golf- y Steph no paraba de repetir la excusa de la intimidación del servicio secreto para quitarle valor a mi victoria”, comentó Obama ante el asombro generalizado. “Pero ese no fue el caso. Le gané bien”, sentenció.
Por fin el presidente pudo quitarse la espinita y le reprochó a la estrella de la mejor liga de baloncesto del planeta sus comentarios. Desde el pasado jueves Obama duerme más tranquilo.