Este próximo 3 de mayo se cumplen cincuenta años de un hecho que marcaría un antes y un después en el golf de los Estados Unidos, la victoria del primer jugador afroamericano en el PGA Tour.
Tal honor le correspondería a Pete Brown (2 de febrero 1935) jugador nacido en Port Gibson, Mississippi, ciudad donde creció y se aficionó al golf haciendo de caddie en el campo municipal de su ciudad natal.
La victoria vendría a 1.400 millas de su casa en una pequeña ciudad de Oklahoma, en el Waco Turner Open torneo en el que venció por un golpe de ventaja sobre el estadounidense Dan Sikes, seis años después (febrero, 1970) vendría su segunda y última victoria en el Tour ante el inglés Tony Jacklin en un PlayOff de desempate.
Unas semanas antes de ese primer triunfo había nacido su sexta hija y los ingresos en el hogar no eran abundantes. Pete llamó a su mujer Margaret para contarle la hazaña y el cheque que se había llevado, 2.700 dólares, «déjate de bromas» le contestó desde su casa en Los Ángeles.
Esa victoria fue un hito en el deporte. Brown era ahora un pionero en la lucha contra la segregación en el golf pero sus pensamientos no estaban en escribir los libros de historia si no en llegar a casa, abrazar a su esposa Margaret, a su hija recién nacido y a sus otros cinco hijos.