Una vez entrado el siglo XX, el golf se empieza a expandir en las Islas Británicas y especialmente en los Estados Unidos. El caucho se convierte en el elemento principal para el desarrollo de las bolas de golf, y los fabricantes buscan distintas superficies con las que se pueda ejercer un mayor control sobre la bola. Las superficies a base de hoyuelos son las más comunes en este período del siglo XX, con diferentes formas y tamaños. Aparecen las primeras marcas y logotipos.
El avance fue tan importante con estas nuevas bolas frente a las primitivas gutta-percha, que hubo que rediseñar buena parte de los viejos links, ya que se voleaban los obstáculos de calle tan ampliamente, que muchos profesionales alcanzaban el green desde el tee en los antiguos y cortos pares 4.
Estas bolas fueron fabricadas según el invento patentado por Coburn Haskell en Abril de 1899, que básicamente consistía en enroscar un hilo de goma tensado alrededor de un núcleo líquido, y recubiertas de gutta-percha inicialmente y después de caucho.
Hasta este mismo período, la bola se colocaba en el tee sobre un pequeño montículo de arena, como muestran las siguientes imágenes.
A partir de 1925 se inicia la producción de las bolas a gran escala. Los Estados Unidos contaban ya con más de un millón de practicantes, y los fabricantes de bolas inician una carrera para conseguir el liderazgo en un mercado, que ya empezaba a ser económicamente muy interesante.
Su superficie era a base de pequeños cuadraditos (mesh) principalmente, aunque algunos fabricantes, alternaban los hoyuelos con los cuadrados, o algunos como Spalding, experimentaron con triángulos, con el objetivo de tener un mayor control sobre la bola.
A finales de los años 1920’aparece en el mercado un nuevo material llamado balata. Una superficie compuesta a base de caucho natural y Surlyn u otras resinas termoplásticas. En los años 30’s los fabricantes de cauchos competían entre ellos en mercados tan dispares como el del automóvil o el del golf, como Dunlop, Bridgestone o Michelin por ejemplo, aunque algunos de ellos como Michelin, abandonaría en mercado del golf en los años 30’s.
La superficie de balata revolucionó realmente la industria del golf. Era una superficie más blanda, y se agarraba mucho mejor a la cara del palo en el momento del impacto, creando un toque suave y aportando un mayor efecto a la bola.
Autor: Carlos Celles
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