Con sus recién cumplidos 42 años muchos esperábamos un comunicado con el que celebrar tanto la venida del nuevo año como su vuelta a un calendario completo de torneos, pero nuestras plegarias no han sido escuchadas. Hubo comunicado sí, pero Tiger Woods se limitó en este a hacer un balance de lo que ha sido su vuelta a los terrenos de juego -que no es poco-, sus sensaciones y a confirmar lo que ya adelantamos hace menos de un mes: que estará presente en el Genesis Open -aunque todavía desconocemos si como jugador o como maestro de ceremonias-.
“De una manera u otra estaré en el Riviera Country Club en febrero para el Genesis. Es un sitio tan histórico y un campo que significa tanto para mí que sería imposible no acudir a la cita. Ahi comenzó todo en 1992, cuando jugué mi primer torneo del PGA Tour a los 16 años. Ahora mi fundación es la que dirige el campeonato y será genial”, argumentó sobre este aspecto el deportista estadounidense, que se ha marcado a todo color del 15 al 18 de febrero. Ahora bien, el resto del calendario sigue siendo un absoluto misterio.
“No lo conozco todavía. Solo tengo que seguir trabajando en mi cuerpo y en mi juego para ver en qué punto me encuentro. Ojalá pudiese decir dónde y cuándo voy a jugar, pero es mucho más fácil preparase para ello. Todo lo demás es territorio desconocido”, se encargó de afirmar el ex número 1 del mundo, que en noviembre sorprendió a propios y a extraños con su noveno puesto en el Hero World Challenge, llegando a ocupar el liderato del campeonato en varios momentos de la segunda ronda.
“Fue una verdadera sorpresa. Sabía que debía de estar muy cerca después de haber hecho el eagle en el 9, pero no tan arriba. Esto demuestra que lo hice bien y que el trabajo que hubo detrás sirvió para algo. Siento que soy capaz de llevar mi juego a otro nivel. Empecé a practicar de nuevo, salí con Justin el otro día y lo pasé muy bien. Continúo progresando y tratando de ser lo suficientemente fuerte como para manejar de nuevo una gran carga de trabajo”, aseguró el jugador. Aunque, eso sí, ha tenido que sacrificar alguno de sus sellos distintivos como el swing.
“Ahora es bastante más corto y no puedo girar tanto. Mi espalda ha sufrido mucho y ha habido que hacer una reconversión empezando por ahí. Aun así me sorprende lo explosivo que es todavía”, puntualizó. Y nosotros nos morimos de ganas por volverlo a ver.