USGA y R&A acuerdan la aplicación de una Decisión que protegerá a los golfistas frente a la revisión

La nueva normativa, que tendrá aplicación inmediata, dejará sin sanción tanto las acciones que no hayan sido apreciadas por el ojo humano como aquellas en las que el jugador utilice su “juicio razonable” para explicarlas.

Con esta nueva norma quedaría muy en el aire la sanción a Thompson en el ANA Inspiration. Foto: @ESPN

Darle prevalencia a las palabras del jugador sobre las imágenes. Así es como podría, resumirse, grosso modo, la nueva redacción de las reglas presentadas por la USGA y la R&A durante el martes, que tendrán aplicación de manera inmediata sobre el campo y que limita el vídeo como prueba irrefutable para proceder o no a la sanción del jugador. Una decisión que ha sorprendido al gran público, pero que tiene su parte de lógica y que vamos a proceder a explicar en las siguientes líneas.

Este anuncio, que cuenta con la forma de Decisión 34-3/10 recomienda limitar las imágenes grabadas en dos circunstancias: 1) Cuando el vídeo revela una infracción que no ha podido apreciarse a simple vista –sirva de ejemplo un jugador que desplaza unos granos de arena en el bunker durante su backswing, como le sucedió a Anna Nordqvist durante el US Open de 2016- y 2) Cuando los jugadores utilizan un “juicio razonable” para explicar una situación que le ha llevado a cometer el error apreciado a posteriori.

Quizá sea este segundo punto el más ambiguo de la redacción, porque bajo esta premisa sostener que Lexi Thompson hubiese sido sancionada es, cuanto menos, difícil de intuir. La Decisión va encaminada a quitarle presión al jugador sobre la exactitud de la línea, el punto o la distancia en que queda la bola con respecto a la bandera, por ejemplo, sosteniendo que con el vídeo se posee un grado de precisión que es en muchas ocasiones muy difícil de imitar por los jugadores.

Pero tampoco es menos cierto que esta nueva redacción puede llevar a engaños, pues los jugadores saben mejor que nadie que un centímetro más o menos a derecha o izquierda puede ser la diferencia para que la bola tome o no una caída difícil de prever. Así pues, mientras el jugador haga lo que razonablemente se puede esperar bajo esas circunstancias, incluso si más tarde se demuestra lo contrario con las imágenes, no se procederá a sancionarle.

Aunque todavía quedan algunos temas en el aire, pues manejar la información que llega de fuentes ajenas a la organización y la aplicación de las sanciones una vez que los golfistas han entregado sus tarjetas tendrán que ser aún objeto de estudio.