¿Cuantas veces se nos ha pasado por la cabeza lanzar el palo al lago más cercano o la bolsa entera? Quizá hasta en ocasiones hemos tirado el palo al suelo e incluso hemos atizado al césped con el drive después de un mal golpe… O ese momento en el que fallas un putt de 30 cms y tu temperatura corporal se pone a 50 grados y te dan ganas de gritar cosas poco bonitas.
Estás y otras actitudes son observadas habitualmente en los campos de golf de todo el mundo. Quizá, no sean siempre tan efusivas o visibles, pero es algo común en cualquier partida que salga a pasear la emoción de “la rabia”. Y es que esta emoción puede ser la que nos saque del partido y por tanto del disfrute o la que nos dé gasolina, concentración y foco.
Esto solo depende de nosotros/as. Comienzo recordando que en estos artículos hablamos siempre desde el concepto de lo que es una emoción básica o primaria, como reacción psico-biológica común a toda persona y que tiene su máxima expresión en nuestra fisiología, en nuestro cuerpo. La rabia, como todas las emociones básicas, son reacciones aprendidas desde hace miles de años y son parte de una inteligencia en el subconsciente que nos ayuda a reaccionar ante diferentes circunstancias.
EL MENSAJE DE LA RABIA
Lo primero que tenemos que entender es qué mensaje “encriptado” nos da esta emoción desde lo más profundo de nuestro cuerpo y mente. El mensaje es: “Hay algo que me está incomodando y necesito ponerme en acción para mejorarlo”. También es una emoción que nos predispone a poner límites ante una injusticia o algo que atenta hacia nuestra identidad.
QUE FUNCIÓN VITAL TIENE
La rabia es el mecanismo que utiliza nuestro cuerpo para ponernos en marcha y ejecutar las acciones necesarias para mejorar nuestro bienestar. Por tanto, cuando sentimos rabia y la sabemos gestionar para que vaya a nuestro favor, nos permite tener una gran concentración y nos da fuerza e impulso para conseguir nuestros objetivos.
Si pudiéramos poner una imagen significativa de esta emoción, sería la llamada “eye of the tiger” de Tiger Woods. Es la mirada del foco, de la concentración y del equilibrio de cuerpo, mente y emoción puesto a favor del juego. Esta emoción bien gestionada, parte desde una fuerza y mirada interior para conectar con las circunstancias externas, que simplemente son externas y a las que yo me adapto.
QUÉ OCURRE EN MI CUERPO
Cuando emerge la rabia, nuestro cuerpo genera neurotransmisores, que son señales hacia el cuerpo para generar ciertos cambios en él y así disponer toda su estructura para reaccionar ante un estímulo. En este caso, al sentir rabia el cerebro genera adrenalina, noradrenalina y muchas veces da lugar a la dopamina cuando conseguimos resultados positivos.
La adrenalina y la noradrenalina aumentan la presión sanguínea para que nuestros músculos se dispongan a la acción, nuestros sentidos se agudizan y sitúan la diana en una misma dirección, el cuerpo se tensa y aumenta la temperatura en el cuerpo. Toda nuestra estructura está preparada para actuar y el movimiento natural es hacia delante, nuestros movimientos son más rígidos y preparados para actuar.
CUANDO LA RABIA SE DESBOCA
Claro, esto es lo ideal, que la rabia nos ayude a centrarnos en cada golpe y que disponga todo nuestro potencial al servicio de nuestro juego. Pero aquí entra en juego nuestra cognición y todo el mensaje interior que puede interferir con la emoción. Puede ocurrir que “echemos leña al fuego” con pensamientos negativos y de “critico interior” y lo que consigamos sea bloquear esta rabia, convirtiéndola en un enfado que lo único que nos provoca es generar una tensión excesiva.
Esta tensión provoca en nuestro cuerpo una rigidez que no viene nada bien en nuestro swing. Cogemos con más presión el palo, bloqueamos muñecas, nuestras caderas no rotan, la espalda está demasiado tensa y limita el movimiento y el cuerpo pierde flexibilidad -recordemos que cuando esta rabia queda bloqueada nuestro cuerpo se está preparando para afrontar y solucionar un problema que afecta a nuestro bienestar o seguridad-.
Nuestras emociones no saben diferenciar si estamos jugando al golf o en mitad de un conflicto con una persona. Por lo tanto, no podemos controlarlas, pero sÍ gestionarlas a través de nuestra parte más racional. Por lo tanto, aprender a gestionar esta emoción es fundamental, saber qué respuesta doy a cada situación que se me presenta en la vida o en el golf sí es algo que podemos trabajar y entrenar para conseguir, al menos, que nuestros pensamientos asociados a la rabia no nos arruinen un buen día de golf.
No seamos esclavos de nuestros pensamientos ni presos de nuestras emociones. Que la rabia no se convierta en Enfado o Ira. Cuando llega ese momento es muy complicado dar la vuelta a la situación y algún que otro palo ya ha pagado las consecuencias -eso por no hablar de nuestros pobres compañeros de partido, que les amargamos el día-.
Y AHORA LA GRAN PREGUNTA… ¿CÓMO LO HACEMOS?
Toma perspectiva y relativiza
Siempre nos dijeron aquello de “cuenta hasta 10”. A veces nos haría falta contar hasta 1000 y más allá. Pero funciona. Realmente se trata de ver las cosas con perspectiva, respirar y tomarse un tiempo para ello, porque hace que los pensamientos saltarines se vayan asentando.
Cuida tu lenguaje interno
De nada sirve contar hasta 1000 si mientras lo hago sigo echando leña al fuego, con el ceño fruncido y con pensamientos destructivos sobre nuestro “bonito” swing, los bunkers o el ruido que hacen las máquinas trabajando en el campo. Cuando una emoción como la rabia o el miedo llama a nuestra puerta ábrela, pero no las invites a quedarse cómodamente en tu casa, que sea una visita que te traiga una gran información y despídelas con mucho cariño. La rabia es una emoción con un mensaje muy importante, pero no puede quedarse a vivir contigo, así que no la des mucha conversación.
Libera Tensión
Escucha tu cuerpo, haz un chequeo rápido de tu estructura y libera tensión desde tus piernas, caderas, tronco, brazos y muñecas, cuello y cabeza. Nuestras manos al coger el palo y el antebrazo nos van a dar mucha información sobre la tensión acumulada durante una partida. La respiración profunda ayuda de manera exponencial a liberar tensión. Esta debe ir acompañada de un pensamiento neutro.
Conectando con el anterior punto, si yo estoy respirando profundamente a la vez que me voy acordando de lo mal que estoy jugando y de las tres rayas que llevo en 5 hoyos, no va a servir de mucho respirar. Respiramos para crear una conexión de nuestro cuerpo, mente y emociones. Respirando estamos provocando en nuestro cuerpo una sensación de no peligro y de quietud. El objetivo es encontrar la tensión apropiada para ejecutar cada golpe en el campo.
Háztelo fácil
215 metros para llegar de 2 a green en un par 5, acabo de dar el drive de mi vida después de hacer 2 hoyos horrendos con sendas rayas y sin buenas sensaciones en calle. Me embarga el entusiasmo y la positividad, el Eagle está a la vuelta de la esquina. Cojo mi preciosa madera 3 y con mi gran “pensamiento positivo” le meto un capón y mi preciosa bola se mueve unos 4 metros.
Esto está bien, si realmente ese capón no me afecta en mi emocionalidad ni condiciona mi juego. Pero si se trata de no generar más tensión de la que la rabia y mis pensamientos están provocando, háztelo fácil. Realiza un golpe con hierros que te den confianza y hazlo tratando de eliminar pensamientos durante el swing.
Actívate y calienta antes de jugar
Aunque es un consejo evidente, no veo hacerlo a muchas personas en el campo de golf ni en muchos otros deportes. Pero es que cuando calentamos, no solo activamos el cuerpo, nuestra mente se está preparando para una actividad, si lo hacemos concentrados, nuestros niveles psico-biológicos se activan y se ponen a disposición para desplegar nuestro mejor golf.
Realiza estiramientos dinámicos (con movimiento) y nunca estiramientos estáticos (sin movimiento). Estos últimos será mejor hacerlos después de la partida. Respira profundamente al hacerlos, esto llevará más sangre a tus músculos, generará calor interior y un equilibrio óptimo entre fuerza y la flexibilidad necesaria para tu juego.
Entrena
Esto no funciona con solo leerlo. Como ocurre con el swing, nuestras emociones necesitan ser escuchadas y modificar nuestros hábitos de pensamiento. Esto se hace también en la cancha de prácticas y también en la vida. Luego, con el entrenamiento bien hecho, los resultados se ven en el campo y desde luego también en el día a día. El próximo artículo hablaremos de una emoción muy relacionada con la Rabia y que siempre suele estar por debajo de esta: EL MIEDO.
¡¡¡Será un artículo terrorífico como algunas de nuestras tarjetas!!!
¡Que tengáis un gran día lleno de buena energía rabiosa y enfocada!
David Espinosa es Coach Deportivo y facilitador de procesos en equipos. Además de un apasionado del golf e investigador de todo el backstage que implica este gran juego en la parte mental y emocional.