Me apunté a un torneo este otoño en el excelente club madrileño de La Herrería y cuál fue mi sorpresa que no me dejaron usar el IPhone para medir distancias a bandera. Son las reglas, lo sé, pero menos mal que en este sentido van a cambiar para 2014, como ha informado puntualmente OpenGolf en una noticia de sumo interés y que no he visto destacada en ninguna otra web dedicada al golf.
Los aparatos auxiliares para medir distancias son ya de uso corriente. El escepticismo hacia ellos desaparece en cuanto uno los utiliza. Ayudan a la elección de palo, incluso a percatarse de que el margen de error para dejar la bola en el ‘green’ es tan descomunal que se prefiere jugar de manera estratégica con las distancias.
Se trata de un elemento más para la diversión y agilizan el juego, esto último es a mi juicio lo más importante. El golfista que posee uno de estos aparatos no se detiene a mirar las barras, no pregunta, no talona los metros en calle, no duda, llega al ‘tee’, mide y decide. Todo muy rápido. Es un buena medicina para mitigar la lacra del juego lento, no tanto para erradicarla pues existen muchos otros factores.
Mido con el IPhone, y son muchos los jugadores con lo que comparto partido que me consultan, pasados unos hoyos, qué distancias hay de sus bolas al centro de ‘green’. Aplaudo que en 2014 incluso los IPhone valdrán para jugar torneos amateur. En el caso de los profesionales la cosa cambia, aunque ojo a los ‘caddies’ pues en estos aparatos les ha salido un competidor infalible. De hecho, en rondas de prácticas los utilizan para informar a sus jefes. En competición ya es otra cosa. Para ellos un rival, para los aficionados un aliado que pega duro al juego lento.
Autor: Toni Tomas Redactor Agencia EFE