Si Rory McIlroy le pega un bolazo a un joven espectador, le tumba, está fuera de límites pero el norirlandés acaba con -3 (67 golpes). Y si Tiger Woods solo agarra una vez el driver, y dos la madera 3 desde los ‘tees’ del Royal Lytham, y acaba también con 67 golpes, es que este Open Británico promete emociones fuertes.
El estreno fue húmedo, por la fina lluvia y el campo mojado, pero caliente por cuanto el links de la costa inglesa ha comenzado enseguida a poner las cosas en su sitio.
El protagonismo, para empezar, se lo llevó el australiano Adam Scott, un golfista de 32 años, sin Grandes, en su decimotercer British y líder con 64 golpes (-6).
Lo que tuvo Scott tras la primera ronda, el protagonismo merecido, fue justo lo contrario a lo acontecido con los españoles, siete en total en el campo inglés menos fiero de lo que en principio parecía.
Quizá Sergio García, por aquello de jugar junto a Tiger Woods y Justin Rose por la mañana, tuvo más pantallazos que el resto, que apenas existió. Pero García finalizó con 72 (+2) y solo Rafael Cabrera-Bello firmó tablas con un campo que ningún hispano logró vencer.
Scott aventaja en un golpe a un trío formado por jugadores de gran calibre: el escocés Paul Lawrie, el estadounidense Zach Johnson y el belga Nicholas Colsaerts.
Brandt Snedeker es quinto, con -4, y con 67 se agrupan Tiger, McIlroy, McDowell, Bubba Watson o Steve Stricker, entre otros súper candidatos al título del 141 Open.
La lectura para los nuestros es que deberán apretar, pues los +4 de Álvaro Quirós y Alejandro Cañizares, los +3 de Pablo Larrazábal y el +1 de Jiménez y Fernández-Castaño pueden ser un lastre que hay que quitarse de encima cuanto antes, que Royal Lytham, recordemos, es como una especie de Santuario para el golf español por los éxitos de nuestro recordado Severiano Ballesteros.
MARCADOR: British Open