Posiblemente haya sido uno de los instantes más entrañables de la semana en Valderrama cuando el ya en ese momento campeón, Christiaan Bezuidenhout, abrazaba a su madre en el mismo green del 18 con lágrimas en los ojos tanto de la pareja como de sus familiares.
Y es que la historia de este joven jugador de solo 25 años de edad es una historia de lucha y de superación. Todo empezaba cuando apenas tenía dos años y medio. «Estaba jugando en la calle cuando vi un bote de Cola y le dí un trago pensando que era refresco cuando en realidad contenía veneno para ratas, ese momento cambiaría mi vida para siempre«, contaba hace algún tiempo.
Ese incidente, que a punto estuvo de costarle la vida, afectó a su sistema nervioso que con el tiempo le provocó un tartamudeo que, a su vez, le generó una ansiedad diagnosticada a los cuatro años lo que le provocó depresiones y el tener que refugiarse en sí mismo. «En los últimos cuatro o cinco años, he comenzado a mejorar aunque lentamente sintiéndome más seguro de mí mismo cuando hablo frente a personas, algo que no sucedía anteriormente cuando me retiraba de todo y de todos«.
«Cuando tenía 14 años fui a un psicólogo para ayudarme a vencer mi tartamudez y tener la suficiente confianza como para hablar en público. En ese tiempo y durante siete años, cuando todavía era amateur, comencé a tomar, por prescripción, betabloqueantes, un medicamento que me ayudaba a reducir la presión arterial y la ansiedad, ayudándome a tener más confianza y disfrutar de una nueva vida«.
Sin embargo cuando todo parecía felicidad y mientras disputaba en 2014 el British Amateur en Royal Portrush y tras entregar la tarjeta en su primera ronda le dijeron que debía de pasar el control antidoping, prueba en la que dio positivo a causa de los betabloqueantes. Dos meses más tarde le anunciaron que había sido suspendido por dos años. En ese momento se rompió, sintiendo que su vida se había terminado.
Tras tener que oír muchas cosas desagradables, fue llamado de nuevo a exponer su caso y después de comprobarse que no buscaba lograr una ventaja competitiva, el castigo se redujo a nueve meses. «El hecho de que se aclarara todo fue lo más importante para mí. Mi padre me educó para jugar al golf como un caballero, con honestidad e integridad por lo que el cuestionarlo fue lo más difícil para mí al sentir que había decepcionado a mi familia«.
En su primer evento en un mini tour en Sudáfrica (2015) ganó con siete golpes de ventaja. En 2017 obtuvo la tarjeta del European Tour después de estar un año en el Sunshine (Circuito Africano) donde ganó el título de «rookie» del año. Retuvo su tarjeta en 2018, año en el que pasó 20 cortes con tres Top 20 y unas ganancias de 831.082 euros.
En el pasado mes de marzo, Christiaan Bezuidenhout escribía para el Circuito Europeo: «Mi próximo objetivo es ganar en el European Tour, calificar para Majors y me encantaría ir a Portrush este verano«. Cuatro meses después ha visto cumplido sus deseos ya que su triunfo en el Andalucía Masters es el primero en el Tour Europeo, victoria que vino acompañada de un billete a Royal Portrush, recorrido que acoge el Open Británico, cuarto y último Grande de la temporada.
Por eso, este abrazo con su madre el pasado domingo es un resumen perfecto de la culminación de un largo y tortuoso camino, vencido a base de esfuerzo, fuerza de voluntad y superación.