Continuamos con el serial que les adelantamos hace unos días sobre las aventuras de un caddie en el Staysure Tour, el circuito sénior de la gira europea. Una competición que, pese a que desde la televisión pueda parecer sosegada por jugarse sólo a 54 hoyos cada torneo y cuente con otro ritmo completamente distinto al European Tour, Luis Navalón –compañero de fatigas del cántabro José Manuel Carriles– ya nos esbozó a mano alzada las líneas maestras de lo que debía hacer cualquier jugador para poder triunfar aquí: trabajar, trabajar y, en los ratos libres, trabajar un poco más.
Pues después de todo, podría pensar con acierto el lector, quitando la distancia de la bola –que es la diferencia más evidente que se puede apreciar en los jugadores séniores-, tampoco existen muchas variaciones entre unos circuitos y otros. Y no le faltaría un ápice de razón. Tanto en una gira como en otra existen momentos que nunca se olvidan: el debut –del que les hablamos largo y tendido en el primer capítulo-, el primer triunfo, el primer Grande disputado… Y hoy nos vamos a quedar con el primer título conquistado en el Circuito Senior, y único por el momento, por el cántabro formando tándem con «Tito» Navalón.
“Tras el primer torneo disputado en Italia luego vinieron más y más campeonatos. Cada vez tenía más experiencia y, en consonancia, me lo pasaba mejor. Así fueron pasando las semanas hasta que llegó el European Tour Destination Senior Classic, en el PGA Catalunya Resort. Al ser el único torneo que se disputaba ese año en España lo afrontamos con una gran ilusión, lo que se acabó extendiendo al juego de “Carri”. Ganamos después de una semana fantástica y lo viví con una enorme alegría, sobre todo por mi jefe y amigo, que se lo merecía después de todo el trabajo y el sacrificio en cada entrenamiento. Fue el día que más feliz lo vi”, apunta “Tito” Navalón.
Un triunfo al que le vendría aparejado un enorme privilegio: jugar dos semanas después en el Senior Open sobre la hierba de Royal Lytham & St. Annes, el lugar donde Seve Ballesteros levantó dos de sus tres Jarras de Clarete. Un campeonato del que hablaremos la próxima semana, pero del que les podemos adelantar que se produjo una de las imágenes que el caddie guarda con más cariño de toda su aventura en los campos: “Estaba yo comiendo en la carpa y de repente levanté la mirada… ¡era Tom Watson! Me dijo: «Tito, ¿me puedo sentar a comer contigo?» Me quedé muerto”. Una entrañable historia que no se pueden perder.
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