Último día de evento en el último encuentro del día, un campo increíble donde tratar de conseguir un triunfo que le acercase al número 1 del mundo, la gente expectante ante lo que podía ofrecer el español… Pero tampoco fue en esta ocasión. Jon Rahm (72 golpes, -12) tuvo que conformarse con un lugar en el Top 11 después finalizar sobre par en la vuelta más floja de la semana. Y es que el León de Barrika ya dejó intuir desde el comienzo de la ronda que no iba a ser un camino de rosas.
El bogey en su primera bandera le envió un aviso, una señal de emergencia que no pudo corregir después de presentar un rendimiento escaso tanto con el driver como con los hierros. Un 57 por ciento de acierto de calles cogidas con el primero y un 44 de greenes en regulación con los segundos dieron una idea de lo que le costó a nuestro compatriota ser dinámico con su juego. Y no será porque no lo intentó de todas las formas posibles.
Porque a pesar de que no lo tuvo fácil, Rahm le llegó incluso a dar la vuelta a sus guarismos gracias a dos grandes birdies en el 6 y en el 8 -el primero de ellos después de un estratosférico putt desde ocho metros– que le acercaron mucho tanto a su compañero de partido Chez Reavie (66 golpes, -18) como a Gary Woodland (64 golpes, -18). Pero fue un espejismo. Y es que los nueve segundos hoyos le devolvieron a la realidad tras su paso por el 12, un punto de inflexión ante el que no pudo replicar.
Aquí marró un putt de dos metros para hacer el par y con él se fueron por la borda todas las posibilidades de sumar el segundo triunfo en el 2018, un privilegio que le cedió a Woodland tras un PlayOff de un hoyo -el tercero en las tres últimas semanas- en el que se deshizo de su compatriota Reavie para dar por finalizado un lustro de sequía en el mejor circuito del planeta.
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