Todos estamos de acuerdo en que si existe una lacra por encima de todas en el mundo del Golf esa es la de los jugadores lentos. Ya sea en el mundo amateur o en el profesional semanalmente los campos se llenan de este tipo de competidores que no hacen otra cosa que hacer un juego mucho más pausado y, en definitiva, menos dinámico -favoreciendo a su vez sus propios intereses-. Un dato que preocupa especialmente a la competición profesional en tanto se trata de un espectáculo que tiene que venderse por televisión -y, claro, en la era de la inmediatez a nadie le interesa estar más de cinco horas pegado a una pantalla-.
Es por esto que cuando en las nuevas reglas se anunció que no se permitiría que un jugador tardara más de 40 segundos en efectuar su golpe muchos lo consideramos un avance muy a tener en cuenta. El problema viene a continuación. ¿Realmente se está llevando a cabo esta directiva? ¿Podemos presumir de haber bajado los tiempos de ronda desde el pasado 1 de enero? Y la respuesta es bastante esclarecedora y a estas alturas sorprende a pocos. No. Y la razón es bastante sencilla: ningún circuito está haciendo por poner en reloj día sí día también a los lentos -aun sabiendo sus nombres y apellidos-.
El ejemplo más claro lo tenemos en el reciente US Open, donde un periodista se tomó la molestia de ir desde el primer minuto al lado del grupo que conformaron Bryson DeChambeau, Kevin Kisner y Justin Thomas y cronometró golpe a golpe cuánto se demoraban los protagonistas en llevar a cabo el impacto. Una investigación que buscaba poner en evidencia la diferencia entre uno de los jugadores más espesos del panorama mundial –DeChambeau– y uno de los más rápidos –Kisner-. Y los resultados no se hicieron esperar.
DeChambeau, quien terminó empatado en el Top 35 con una puntuación de uno sobre par, promedió 63,5 segundos por golpe, un tiempo que llegaba a aumentar hasta los 93,3 segundos cuando era el primero en disparar. En el lado contrario tenemos a Kisner, cuyo promedio fue de 31,4 segundos y cada vez que golpeaba en último lugar este tiempo se reducía hasta los 17,1. Datos que evidencian que necesitamos desesperadamente un mayor control en este tipo de acciones y que ponen en relieve cómo algunos golfistas están sacando ventaja de una norma que debería ser igual para todos.