Nunca es tarde si la dicha es buena, que refleja el riquísimo refranero español. Pero no es menos cierto que, a estas alturas, pocos o ninguno apostábamos porque Phil Mickelson y Tiger Woods llegarían no solo a compartir una ronda de juego en una jornada de prácticas, sino también formar equipo en una partida improvisada contra Fred Couples y Thomas Pieters. “Es como si Coca-Cola y Pepsi se sentarán en la misma mesa”, han llegado a publicar algunos medios estadounidenses. Y lo cierto es que no les falta razón.
Nadie hubiese podido imaginar hace 20 años que esta imagen podría darse. A comienzos de siglo ambos competían entre sí semanalmente con una enorme ferocidad, conscientes de que con un triunfo hacían más grandes sus vitrinas al tiempo que dejaban a su rival con la miel en los labios. Una animadversión que se reflejó claramente en la Ryder Cup de 2004 disputada en Oakland Hills.
Allí, el por entonces capitán estadounidense Hal Sutton se empeñó en ponerlos juntos en los encuentros de fourball y de foursomes del viernes… y la cosa no pudo ir peor para los intereses norteamericanos. Perdieron ambos encuentros y dieron pie al despegue europeo -que se acabó imponiendo por un esclarecedor 18,5 a 9,5-. Pero más allá del resultado, los gestos gestos tampoco acompañaban: apenas se miraban, no hablaban entre ellos ni había una sintonía de equipo. Pero lo que son las cosas. Desde las recientes operaciones de espalda de Tiger y, sobre todo, desde el encuentro de ambos en la pasada Ryder Cup todo ha cambiado.
“Cuando me lesioné tuve que ejercer un rol diferente en los equipos en los que coincidíamos. Ahí Phil estuvo genial. Me ayudó mucho cuando intenté volver a los campos. A partir de aquí nuestra amistad ha mejorado muchísimo. Creo que es la edad, también. Estamos al final de nuestras carreras, ambos lo sabemos. Él tiene 47 años y yo 42 y hemos tenido grandes batallas las dos últimas décadas. Con algo de suerte tendremos algunas más”, comentó Woods en la rueda de prensa previa al evento que comienza en unas horas.
Un guante que recogió sin ningún problema Lefty quien, con la caballerosidad que le caracteriza, se sumó al juego de halagos mutuos con el californiano: “Todos tenemos que estarle agradecidos por lo que ha hecho por el Golf. Verlo jugar de nuevo es increíble y todos lo sentimos”. Nunca es tarde para el comienzo de una gran amistad.
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