Pasada la resaca de la eliminación de Madrid como ciudad organizadora de los Juegos Olímpicos 2020 tendríamos que preguntarnos en que hemos fallado, que hemos hecho mal, porque según lo visto y oído parecía que esta vez, la cuarta en la historia, si nos iban a conceder los Juegos.
No habrá sido por la falta de apoyo de nuestros deportistas, empezando por nuestro deporte el golf, y continuando por todos nuestros campeones tanto de equipo como a nivel individual que han mostrado su apoyo a una candidatura que creíamos perfecta.
Tampoco creo ya haya sido por falta de apoyo popular. Antes de la fatídica decisión, Madrid 2020 contaba con más de 85.000 voluntarios superando en mucho a la anterior candidatura presentada por la capital española y 9 de cada 10 españoles apoyaba los Juegos para Madrid en 2020.
En cuanto a las instalaciones tenemos ejecutadas el 80 por ciento de las obras necesarias y económicamente parece que vemos la luz del túnel, o al menos eso quieren hacernos creer. De cualquier forma, Madrid era la candidatura con más instalaciones realizadas y la que menor inversión económica necesitaba.
Otro factor podría haber sido la presunta tibieza en la lucha contra el dopaje, algo sin sentido porque también ha quedado demostrado la lucha del deporte español frente a los tramposos.
Para la puesta en escena fichamos al gurú especializado en lograr grandes eventos deportivos, Terrence Burns. Este estadounidense consiguió los JJ.OO. para Atlanta y Pekín, el mundial de futbol para Rusia en 2018, tres Juegos de invierno (Vancouver, Sochi y Pyongyang), etc. La presentación en Buenos Aires fue impecable y la imagen de la candidatura, tres cuartos de lo mimo, no, tampoco pienso que vayan por ahí los tiros.
Si hablamos de la Corona, cumplió su papel. El príncipe Felipe trabaja para estas cosas, es un profesional. Estuvo muy bien en la presentación pero eso no es suficiente para algo de tanta envergadura
Nos quedan los políticos. Todos hicieron piña, no parecía haber fisuras entre ellos, daba igual el color de los mismos, incluso muchos independentistas apoyaban a Madrid 2020. ¿Entonces? Quizás no saben, o no quieren saber, el daño que se está haciendo a nuestro país con tanta corrupción y lo peor de todo ello es que no se ve castigo a tanto chorizo.
La sombra de la corrupción es muy alargada. En un mundo globalizado, donde reinan Internet y las redes sociales, es imposible que las informaciones sobre los numerosos casos de corrupción que nos rodean tengan eco únicamente dentro de nuestras fronteras. Quizás sea esa sombra de duda, esa sospecha de un comportamiento poco ejemplar o ético de nuestra clase política la que nos haya vuelto a dejar en fuera de juego…
Aun así, valores olímpicos como el coraje, el tesón y la lucha que han demostrado la candidatura y la gran mayoría de los españoles que la respaldaban siguen vivos y pueden ser el embrión de Madrid 2024.