Cuenta una frase popular que “no hay nada peor que un tonto motivado”. Y es que en la vida no todo es la motivación. Para estar motivado hay que, primero, tener motivos y, segundo, tener las aptitudes y habilidades mínimas para lograr los objetivos propuestos.
En el mundo del desarrollo personal, coaching o disciplinas del crecimiento hay cierta tendencia al “querer es poder”, “si lo deseas con fuerza, lo conseguirás” o eso tan manido de “pide al universo y se te dará”. Personalmente, no creo en nada de eso si no va acompañado de una gran fuerza de voluntad y, sobre todo, de unas capacidades mentales y físicas adecuadas al reto.
El anterior artículo comentábamos la importancia de una regulación de la carga mental en cualquier deportista y también en el ámbito personal.
Y esto depende de la capacidad que tenga la persona en la autorregulación de su “mono interior”. Esa vocecita interna que no hace más que ponernos zancadillas en cada golpe con pensamientos llenos de miedos que bloquean un swing natural.
Las personas que en su vida o en el deporte logran que este mono desaparezca son las que destacan y están un punto por encima del resto. Esta vocecita interior llega a “atraparte” y logra que apartemos nuestro foco de lo realmente importante en cada golpeo.
Pero, ¿cómo acallamos al mono? Entrenando la quietud y el presente. Si, sé que esto parece muy abstracto, pero realmente es lo que logramos de manera natural cuando estamos enfocados en cualquier actividad del día a día, véase una buena conversación, una tarea de trabajo que requiere concentración, disfrutar con nuestros hijos… Esos momentos en los que parece que el tiempo pasa volando y nada pudo distraernos de la tarea.
Pues esto se puede entrenar de manera consciente y sus beneficios son muy elevados. Hay técnicas como el mindfulness, que cada día son más habituales en deportistas de élite y donde existen estudios muy relevantes sobre el gran rendimiento que tiene esta práctica.
Y es que, la práctica diaria y recurrente de cualquier técnica contemplativa genera múltiples beneficios físicos y psicológicos a la persona que lo practica:
Esto conlleva a enfocar toda la energía en la actividad del momento.
Libera la tensión excesiva para lograr el equilibrio óptimo para cada situación de juego.
Al generar menor tensión muscular, la recuperación física es más efectiva. Controlar y aprender a respirar favorece una mejor regeneración muscular.
La práctica del Mindfulness no hará que ganes cada torneo, pero sí que va a hacer que tu mente, cuerpo y emociones estén preparadas para desarrollar tu mejor golf posible en ese momento. Desde luego, tiene que haber un entrenamiento anterior tanto técnico, táctico y mental. La magia no existe.
No es un punto menor, las persona que viven en presente son más felices. Esto es un hecho demostrado con estudios neurológicos comparando los niveles de cortisol entre personas con un elevado “ruido mental” y personas que, viviendo similares circunstancias de trabajo, ciudad o familia tienen una actitud en la vida de atención plena al momento presente.
Quienes no somos capaces de disfrutar de una partida de golf, aunque hagamos 20 golpes más de nuestro hándicap, tendríamos que mirar cómo afrontamos nuestro día a día. Así que te invitamos a disfrutar, es una elección, y si tu mono interior te está fastidiando tu partida, enséñale a estarse calladito hasta que un día el mono decidirá abandonar tu cabeza por no sentirse escuchado. ¡Esa será tu mejor victoria!
David Espinosa es Coach Deportivo y facilitador de procesos en equipos. Además de un apasionado del golf e investigador de todo el backstage que implica este gran juego en la parte mental y emocional.