Como habrán podido imaginar tras la jornada de viernes, son muchas las voces autorizadas que han opinado sobre la sanción impuesta a Patrick Reed durante la tercera jornada del Hero World Challenge cuando el norteamericano ocupaba una de las primeras posiciones de la tabla. No ya por la sanción en sí –que claramente se ajusta a legalidad si tenemos en cuenta las Reglas del Golf-, sino porque desde muchos sectores se ha aprovechado la poca simpatía que genera el campeón del Masters de 2018 para cargar contra él y acusarle de poco menos que tramposo.
“Conozco a Pat bastante bien y siempre ha sido muy amable conmigo. Así que no quiero decir nada malo sobre él”, comentó sobre él el australiano Cameron Smith. “Pero cualquiera que intente hacer trampas tiene mi absoluta desaprobación”, sentenció. Una frase que deja entrever la opinión acerca de las “artimañas” utilizadas por el jugador de San Antonio. Y sí, lo ponemos entre comillas porque hay que tener en cuenta de dónde llega una situación que parece a todas luces fortuita.
Para empezar porque a Reed se le sanciona con dos golpes de penalidad después de que la organización tuviera que acudir a la televisión para darse cuenta de que el deportista, durante varios swings de práctica -algo totalmente permitido en una waste area-, moviera parte de la arena suelta. Esto se tradujo en una “mejora deliberada de lie”, que el propio Reed entendió, pero no compartió: “Es su palabra contra la mía. Lo acepto, pero en las imágenes queda claro que no es para nada mi intención”, comentó al término de la jornada.
No ha parecido verlo así el resto de la familia del tour, que ha aprovechado la ocasión para recordarle al texano las numerosas trampas durante su etapa como universitario que en su día denunció su ex compañero Shane Ryan. Visto lo cual nos preguntamos: ¿realmente Reed se va a exponer a infringir claramente cualquier regla sabiendo que se trata de un campo de apenas 18 jugadores y en el que cada golpe es mirado con lupa?